Peligros de las espigas para los perros: Cómo proteger a tu mascota

Las espigas son semillas de hierbas silvestres que crecen en campos y parques. Son pequeñas y puntiagudas, con una estructura diseñada para clavarse en superficies. Este diseño natural es lo que las hace peligrosas para los perros, ya que pueden engancharse en el pelaje y penetrar en la piel.

Las espigas pueden parecer inofensivas, pero debido a su forma afilada y a sus pequeñas barbas, tienen la capacidad de incrustarse en diversas partes del cuerpo del perro, causando infecciones y otros problemas graves. Los lugares más comunes donde pueden alojarse incluyen:

Orejas: Las espigas pueden entrar en el canal auditivo, provocando dolor, irritación e incluso pérdida de audición si no se retiran a tiempo.

Nariz: Si el perro inhala una espiga, puede quedar atrapada en las fosas nasales, causando estornudos persistentes, hemorragias y dificultad para respirar.

Patas: Se incrustan fácilmente entre los dedos o en las almohadillas, lo que puede provocar infecciones si no se detectan a tiempo.

Ojos: Pueden raspar la superficie del ojo, provocando heridas o infecciones oculares.

Síntomas de que tu perro tiene una espiga

Es importante que los dueños de perros estén atentos a los signos de que una espiga puede estar causando problemas. Algunos de los síntomas más comunes incluyen:

  • Sacudidas constantes de la cabeza (si está en las orejas).
  • Estornudos repetitivos o sangrado nasal.
  • Cojera o lamer excesivo de las patas.
  • Ojos rojos, llorosos o con secreciones.

Si observas alguno de estos síntomas, lo mejor es llevar a tu perro al veterinario lo antes posible.

¿Cómo prevenir los problemas con espigas?

Hay varias formas en las que puedes reducir el riesgo de que las espigas afecten a tu perro:

  • Péinalo después de los paseos: Tras cada paseo por áreas con mucha vegetación, revisa y cepilla el pelaje de tu perro para eliminar posibles espigas.
  • Revisa sus orejas, patas y nariz: Haz una inspección rápida de las áreas más vulnerables.
  • Mantén su pelaje corto: Si tienes un perro de pelo largo, considera recortarle el pelaje durante la temporada de espigas para reducir las probabilidades de que se enganchen.
  • Evita áreas con muchas espigas: Si es posible, mantén a tu perro alejado de zonas con mucha hierba alta o caminos rurales. En el mapa de Doguify podrás ver las zonas de espigas según los avisos de alerta de los usuarios.
  • Si encuentras una zona de espigas puedes publicar una alerta en Doguify para informar a otros usuarios que la existencia del peligro en la zona. 

Tratamiento: ¿Qué hacer si tu perro tiene una espiga?

Si sospechas que tu perro tiene una espiga incrustada, lo mejor es acudir al veterinario. Intentar extraerla por ti mismo puede empeorar la situación si no tienes experiencia. El veterinario podrá retirarla de manera segura y tratar cualquier posible infección que haya surgido.

 

En algunos casos, las espigas pueden ser difíciles de localizar y requerir anestesia para una exploración más profunda. Cuanto antes se detecte el problema, más fácil será tratarlo.

Las espigas representan un peligro silencioso para los perros llegando incluso a poder quedarse alojadas dentro de su cuerpo y viajar por su organismo dañando órganos o huesos, como el caso de la perrita Lula que se quedó paralítica (link video)

 

Por todo ello una temprana intervención es importante pero sobre todo, es esencial evitar pasear con nuestros perros en temporada de espigas (desde finales de primavera a principios de otoño) por esas zonas. pero con los cuidados adecuados, puedes minimizar los riesgos. 

 

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